sábado, 29 de agosto de 2009

Sima Garma Ciega (Cantabria), 1985

SIMA GARMA CIEGA, 1985


Desde octubre de 1983, aprovechando el puente de la Pilarica, realizamos la exploración del Sumidero de Cellagua (recolector principal del Sistema Sumidero de Cellagua – Garma Ciega). Al finalizarla, pensamos en la posibilidad de acabar la totalidad del sistema bajando hasta el sifón final por Garma Ciega para completar su total conocimiento.

A partir de ese instante, empezamos a entrenarnos tanto en técnica de progresión en verticales como en horizontales. Descendimos las verticales que se encuentran en nuestro país, visitando además: Coventosa y Buho (Santander), Santa Elena (Pirineo Aragonés), Cueva de Chorros (Albacete), etc.

Como la operación se realizaría en una única fase, nuestro mayor problema era el material, por lo que solicitamos subvenciones a diversas entidades. Estas se retrasaron y dispusimos de todo lo necesario gracias al esfuerzo de los miembros de nuestro Club.

El día 3 de abril, a las 21:00 horas, emprendimos la marcha hacia Santander.

Los participantes de la actividad fueron los siguientes:

SUPERFICIE
María Elena Millán Vinuesa, Rosa Urquizu Pastor, María Angeles Cucala Febrer, Amalia Garcia Plasencia, Enrique Cucala Fresquet, Miguel Paris Pauner, Joaquin Traver Roca, Ramon Loriente Mañez, Maria José Durá Vinuesa, Williams Colom Montero, Eva Fuster.

PROFUNDIDAD
Manuel Sorigó Puig, Juan Antonio Cornelles Añó, Rafael Ronchera Lores, Francisco Moya Sorlí.

La Sima de Garma Ciega, está situada en Mortillano (Sierra de Hormijo), término municipal de Astrana (Santander).

Coordenadas:
X= 0º 07’ 14”
Y= 43º 13’ 58”
Z= 1104 m

Planos:

1:50.000 nº 50 y 1:200.000 nº 3-2

El acceso se realiza a través de una pista forestal muy empinada, pero en perfectas condiciones. Esta se hace intransitable para los vehículos unos 4 Km más arriba. Desde este punto, partimos a pie hacia el collado donde se encuentra el Sumidero de Cellagua.

Siguiendo la pista y bordeando la colina denominada Llana la Cueva (300 x 500 x 50 m), que se encuentra limitada al sur por el Mazo Chico (1.114 m), al norte por el collado denominado Crucero(1.041 m ), al oeste por el pico Tejes (1.149 m) y al este por el mazo Grande (1.165 m).
Morfológicamente, es el resultado de la excavación de un valle fósil, por un pequeño glaciar con límite en el flanco sur, entre los mazos. En la parte más profunda de la presión se encuentra situado el Sumidero de Cellagua, que hidrológicamente es el receptor de las aguas superficiales: tanto de escorrentía, producto de la lluvia y un riachuelo con origen en las fuentes de las Nieves situada en la parte alta de la depresión; como de infiltración.

El clima de la región es templado con influencia Atlántica. Con una precipitación anual de más de 1.400 mm.

Remontando una pequeña cuesta, nos topamos de lleno con el Lapiaz, en el cual se halla la boca de la Sima. Bordeando este, por la izquierda llegamos de golpe ante la impresionante boca de la Sima de Garma Ciega.

DESCRIPCIÓN TÉCNICA DE LA EXPLORACIÓN

El día 4 por la mañana llegamos a Astrana. Subimos hacia la boca inmediatamente para controlar la situación. Allí nos encontramos con tres catalanes que habían instalado la Cavidad, nos interesamos por el estado de la Cavidad y el plan que tenían para desmontarla. El plan de trabajo quedó en desinstalar la Cavidad la madrugada del sábado, por lo tanto tendríamos que ser bastante rápidos si queríamos llegar al Sifón Terminal.

Después de controlar la instalación que nos daba acceso al Sistema, volvimos rápidamente a los coches, empezando a preparar el equipo personal y de vivac para pernoctar en una de las casas de pastores. Allí nos encontramos con Ortega, Miguel y Carlos, de Elche, que también iban a realizar la exploración, de modo que decidimos pasar la noche todos juntos.

El día 5 a las 8:30 h realizamos todos los preparativos para emprender la marcha hacia la boca. Una vez llegados a ésta nos equipamos y decidimos los componentes de los equipos:
Juan Cornelles, Ortega y Miguel formarían un equipo y el otro estaría integrado por Manuel Sorigó, Rafael Ronchera y Francisco Moya.

La entrada de Garma Ciega ofrece una panorámica excepcional. Es un lapiaz o garma sin fondo aparente. Las dimensiones de esta entrada (45 x 25), adoptan la forma de dos grandes conductos ojivales, separado por un estrecho tabique, todo ello rodeado de una tupida vegetación.

En la zona superior de la sima en la parte S.E. de la boca, surge la via nº2, la cual va a parar al comedor después de una serie de resaltes y pozos (P6, P20, P30, P5, P18).

A partir del comedor, las condiciones morfológicas son algo diferentes. Comienza una red de meandros, con caudal propio; al principio se halla repleta de bloques en posición muy inestable. Después de diversos resaltes a oposición y un P5 y otro de 6,5 m, llegamos al punto 12. A partir de aquí, la zona colectora se unifica en un solo conducto, que cada vez se va estrechando más.
Descendemos pues por un tramo menos vertical; sin embargo no dejan de haber pozos, meandros y resaltes. Siguen así, P14, P12, P6, P7, P7, P7, P13, P7, P12, P7, P8, P3 y P9. Poco después tenemos un pozo más profundo que los anteriores. Se trata del P34 que da acceso a la Sala Blanca. Siguiendo la galería nos cruzamos con un afluente de caudal mucho más importante que el que aporta el colector de Garma Ciega.
Si seguimos hacia abajo, nos adentramos cada vez más en la red principal. Siguen ahora cada vez más estrechos los meandros, ya con un caudal considerable. En algunos lugares, la sección de la galería llega a los 30 cm de estrecho. Dos resaltes de 3 m continúan a los pocos metros y, a continuación, dos pozos con marmitas en su base (P9 y P7) nos conducen al final del trayecto vertical de Garma Ciega, en la cota 433.

Unos metros más adelante se encuentra la Sala de la Unión. En la parte derecha de la Sala iniciamos un largo tramo fósil, seguimos la ruta en un perfecto caos de bloques para subir por un estrecho pasadizo que nos permite llegar a la Sala de Titanes.

Al llegar al principio de ésta, después de invertir 6 horas en el descenso, comemos un poco y reemprendemos la marcha. La Sala de Titanes es un gran divertículo caótico atiborrado de grandes bloques, algunos de ellos de gran tamaño que dificultan la progresión y además ayudan a perderse muy fácilmente. Las dimensiones de esta sala son difícilmente observables debido a la gran cantidad de fenómenos clásticos.

Después de esta impresionante sala llegamos a la del 16 de julio, pasando de ésta a Los Carboneros, un pasadizo de color negruzco, ensanchándose, si bien el techo sigue bajo.

Al final, la galería desemboca en la Sala de la Estrella, lugar de conexión con la red activa. Se abre un nuevo conducto de diaclasa vertical de gran altura, por la que circula un río con apreciable velocidad. Siguiendo río abajo, avanzamos por un cañon de apreciable altura, el cual a los pocos metros de recorrido queda totalmente inundado por una profunda marmita, franqueable por su margen izquierdo, ayudándose de algunas presas invertidas. Después, la progresión sigue sin dificultad con agua hasta la rodilla y, finalmente, nos detenemos ante un pozo de 9 m, por el que el río se pierde unos metros atrás, para volverlo a reencontrar al final del pozo.

Siguiendo río abajo, avanzamos por un cañon de apreciable altura, el cual a los pocos metros de recorrido, queda totalmente inundado por una profunda marmita, franqueable por su margen izquierdo, ayudándose de algunas presas invertidas. Después, la progresión sigue sin dificultad con agua hasta la rodilla y, finalmente, nos vemos detenidos ante un pozo de 9 m, por el que el río se pierde unos metros hacia atrás, para volverlo a reencontrar seguidamente, al final del pozo.

En la boca de éste, detenemos la exploración. La instalación de la cabecera del pozo debido a lo precario en cuanto a seguridad y a la falta de material por haberlo dejado en el viva, además, la cantidad de agua que bajaba (señal inequívoca de que en el exterior estaba lloviendo), nos hicieron optar por detenernos, ya que el paso llamado la ratonera estaría casi inundado.

El regreso hasta el vivac se produjo con rapidez. Una vez llegado a éste, repusimos las fuerzas comiendo un poco y nos metimos en el saco.

En el mismo instante en que nos acostábamos, llegaron los catalanes con los que habíamos de desinstalar la cavidad. Cambiamos puntos de vista sobre la exploración, quedando de acuerdo en levantarnos y salir juntos, después de haber regresado ellos de la Sala de la Estrella.

Calculamos que tendríamos unas 6 horas para descansar, siendo nuestra la sorpresa al regresar tan solo dos horas después, pues solo llegaron hasta poco más allá de Titanes. Al llegar a la red activa, comprobamos que el caudal bajaba considerablemente aumentado. Los primeros pozos en remontar de 9 y 7 m, respectivamente, son un auténtico remojón, pues toda el agua del río cae en cascada sobre el explorador en sendos pozos. Seguimos ascendiendo, llegando a la base del pozo de 34 m (comienzo de la Sala Blanca), en el cual se repite la escena aterior, pero con mayor tiempo a remojo. El resto de la subida con todo el rosario de pozos y resaltes se supera con rapidez, a pesar de que en algunos puntos del meandro se nos traban las sacas, por ser estas un poco voluminosas; llegando fuera a las 12 h del día 6. Habíamos realizado la exploración en 25 horas. La profundidad alcanzada fue de 756 m, con un recorrido de 4 km hasta dicha profundidad.

Una vez fuera, nos dirigimos a la case de pastores, donde nos encontramos con Joaquín Arnau (autor de los artículos del periódico Mediterráneo), siendo este el primero en felicitarnos por el éxito de la expedición.

La actividad "Garma 85" estuvo compuesta por un grupo de 14 personas. De ellas, 4 componían el grupo que realizó la actividad espeleológica propiamente dicha. Las restantes se dividieron en dos grupos. Uno de apoyo a los espeleólogos y otro que pretendía cubrir una zona altamente interesante, culturalmente hablando: Santander, Laredo, Santillana del Mar.

Los espeleólogos, una vez en superficie, se unieron con la totalidad del grupo que esperaba arriba tomando la ruta de regreso, en la cual se visitó la Laguna Negra enmarcada en los Picos de Urbión.

Ya en casa, los participantes cambiamos impresiones, así como las anécdotas acaecidas. Fue muy interesante comprobar que los mismos escenarios influyeron de manera distinta entre los participantes, los cuales aportaban a manos llenas argumentos que respaldaban sus criterios. No debemos olvidar la amalgama de profesionales que engloba la actividad.

A lo largo de nuestras salidas, la gente ha ido acercándose al club, buscando en él un posible instrumento que satisfaga sus ilusiones. Viajar, conocer otras gentes, otros tonos de color en medio de nuevos paisajes es un buen método para saber mejor donde vivimos.

Es un hecho que, hace 8 años, cuando empezamos, nadie de este pueblo se planteaba la posibilidad de vivir en una tienda por unos días, en contacto directo con la naturaleza. Hoy, después del balance de Semana Santa, sabemos que han salido de sus casas siguiendo planes de acampada casi medio centenar de personas en esta población.

Nosotros y nuestros criterios hemos superado la barrera de la incomprensión entrando de lleno en una fase de colaboración abierta.